Ana Belén Montes en una fiesta en 1990.
Ana Belén Montes en una fiesta en 1990.

CORTESÍA

En los seis meses después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, unos 20 cubanos entraron a embajadas de Estados Unidos en distintas partes del mundo y ofrecieron información sobre amenazas terroristas. Finalmente, se decidió que todos eran agentes y colaboradores de la inteligencia cubana con información falsificada.

Un funcionario de la Casa Blanca se quejó amargamente en público en el 2002 de que los agentes de Fidel Castro habían conducido a la inteligencia de Estados Unidos a misiones inútiles que pudieron haber costado vidas, cuando Washington todavía estaba sacudido por el peor ataque terrorista en su historia. Seguir leyendo